El documental “Yvonne” expone el compromiso social de una gran luchadora por los derechos humanos

En el marco del 16° Festival Internacional de Cortometrajes “Oberá en Cortos, por la identidad y la diversidad cultural”, el pasado 11 de julio se estrenó oficialmente en Misiones el largometraje documental “Yvonne”, basado en la historia de vida de Yvonne Pierron, la monja francesa que fue compañera de Alice Domon y Léonie Duquet, detenidas-desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar en Argentina.
El guión y la dirección del film estuvo a cargo de Marina Rubino y la producción fue de Ana Krichmar, integrantes del Grupo Documenta. Las realizadoras visitaron Misiones para participar del Festival, ya que además de presentar la película estuvieron dictando un laboratorio de proyectos documentales en el marco del programa de capacitaciones.
Rubino valoró que “poder terminar el documental tuvo mucho que ver la voluntad política de los misioneros, desde la Cámara de Representantes, la UNaM (Universidad Nacional de Misiones), el Ministerio de Derechos Humanos y la Dirección de Asuntos Guaraníes, entre otros”, agradeció.
El estreno en Oberá en Cortos “fue maravilloso, se cumplió mi deseo de mostrarla en un cine, que se vea con la liturgia del cine, la luz apagada, los celulares, que se vea hasta el último crédito. Estuvieron muchas personas que habían participado de la película, y que fueron protagonistas como Moncho Enríquez (abogado de las Ligas Agrarias), una especie de hijo de Yvonne; Tiki Marchesinni que más allá de su cargo actual (ministra de Derechos Humanos de Misiones) es una dirigente social, discípula de Yvonne, además de muchas personas de Oberá como vecinos y vecinas que pudieron expresarse en el micrófono. Fue muy emocionante”, mencionó.
Con mucho respeto
En cuanto al trabajo realizado en el documental, Rubino manifestó que “para mí fue siempre una gran responsabilidad hacerlo, sabiendo quien es, lo que representa. No sé si estuve a la altura de la persona, pero fue hecho con mucho respeto, con el consentimiento de ella y su entorno. Dirá el público y quienes la conocieron si es realmente digno de ella, es difícil saber”, expresó.
En tanto contó que “uno de mis primeros trabajos fue el de archivista, apenas terminé de estudiar, entré en una productora que hacía documentales, y mi tarea era rescatar material del Archivo General de la Nación y tengo una vocación por hurgar en los documentos, me gusta. Tuvimos la suerte de que todo el entorno de ella (por Yvonne Pierron) nos regalara o prestara fotos, telegramas, archivos fílmicos, hasta cuando Daniel Veltín (sobrino) fue a verme a Córdoba, me trajo una caja, y se sorprendió de todo el material que ya teníamos”, mencionó. “Hasta la madre superiora que quedó en el convento de Lamot, que demoró dos años para que nos abriera las puertas en Tolouse, Francia, nos mostró todo lo que había que es muchísimo. La verdad que mucho material quedó afuera”, agregó la directora del documental.
En lo que respecta a su relación con Yvonne Pierron, Rubino recordó que la conoció en 2000-2001, en Posadas, “yo trabajaba como fotógrafa y camarógrafa del Consejo Nacional de la Mujer Indígena, y entre todas ellas estaba Yvonne. Su historia era conocida por mí, porque yo era sensible a las historias de las personas que padecieron la dictadura. Años después, José Bautista Flores, productor de campo de varios trabajos míos, que vivió con Yvonne en Posadas, me dijo ‘tenés que hacer algo con ella’, y empecé la película sin presupuesto. Entonces ya no era la misma que cuando la conocí, no tenía la fuerza de ese momento, era de mucho carácter”, relató.
En cuanto a la pre-producción, Rubino dijo que le marcó el rumbo saber que tenía acceso a su testimonio en la mega causa de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), que no podía usarlo como material para difundir porque es jurídico. “El comienzo del documental tuvo que ver con que hubo sentencia firme en la causa en diciembre del 2017, sin embargo fui armando la película, lo lógico era que en algún momento hubiera condena y que no apelaran. Entonces recién ahí podía mostrarlo. La película se ajustó a los tiempos de Yvonne, de la justicia y de conseguir el dinero para poder bancar los procesos y dirigirla. Se parece bastante al guión, pero internamente fui madurando cosas que no sabía que iban a funcionar. Cambié de rumbo muchas veces, fui creciendo, reflexionando sobre lo que es la memoria y trascender a la persona, y que se transforme en algo más colectivo y universal”, señaló.
Compromiso activo
El documental de 68 minutos de duración recupera la figura de Pierron, monja francesa comprometida con causas políticas y sociales que tuvo un rol remarcable en la Argentina. El filme subraya ese carácter compuesto de testigo activo de Yvonne, que presenció de joven la Segunda Guerra Mundial en la frontera franco-alemana, la dictadura argentina de la que se exilió a tiempo y la revolución nicaragüense, a la que acudió entusiasta desde un asilo europeo tal vez demasiado quieto para ella.
Llegada al país a mediados de la década de 1950 con la Orden de Misiones Extranjeras de París y nacionalizada argentina, Yvonne fue alfabetizadora y militante incansable e inspiradora de movimientos populares, campesinos e indígenas. El golpe militar de 1976 la encuentra trabajando en las Ligas Agrarias en Corrientes, uno de los primeros grupos aniquilados por el poder de facto, que también hace desaparecer a las religiosas francesas Alice Domon y Léonie Duquet.
“Para mí las obras sirven para crecer, no soy la misma que ayer en el 2013 cuando empezamos. Que la gente se emocione es algo que era impensado, le llega, se interesa, es muy lindo lo que pasa. Dentro del cine, es una película de bajo presupuesto, en general no tiene tanto espectadores y sin embargo en Buenos Aires sostuvo la cantidad de espectadores”, resaltó Rubino, su directora.