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El director de Arte y vestuarista Luca Da Cruz resalta la importancia de contar con un portfolio en el RePA

El Registro Provincial del Audiovisual (RePA), del Instituto de Artes Audiovisuales de Misiones (IAAviM), como herramienta de utilización para los agentes vinculados al sector audiovisual toma mayor magnitud a partir de la vinculación que genera en momentos de génesis de los diferentes proyectos que se puedan concretar en Misiones e incluso en la región. Justamente, desde el organismo destacan la importancia de mantener actualizado el perfil de cada usuario y contar con un Portfolio Audiovisual. Tal es el caso del director de Arte y vestuarista, Luca Da Cruz, quien desarrolla diferentes proyectos audiovisuales y actualmente participa del rodaje de “La Crecida”, proyecto dirigido por Ezequiel Erriquez y producido por Rita Cine (Buenos Aires), que se desarrolla en la localidad de Panambí.

“Me parece fundamental que los técnicos entendamos la importancia de formar parte del Registro Provincial del Audiovisual, no solo para formar parte del ‘catálogo’ de técnicos al cual accederá cualquier producción que decida filmar en Misiones con el aporte del Estado, sino también para estar conectados entre quienes integramos el sector”, destacó en este sentido Da Cruz.

Desde el RePA se apunta a promover y fortalecer la actividad audiovisual y su implementación representa un gran avance en la legitimación del rubro audiovisual en la provincia, al poder inscribir a quienes se desempeñan profesionalmente en él. Además, tiene como objetivo establecer articulaciones sólidas entre los sectores a los que representan y las áreas de las organizaciones que se dedican al fomento del trabajo cultural.

“Más allá de lo estético”

Encaminado hacia el fortalecimiento de su carrera en el ámbito cinematográfico más allá de nuestras fronteras, con experiencias relevantes tanto en la Argentina como en Brasil, se trata de un verdadero referente en lo que hace. “Para mi es siempre fundamental llevar el trabajo de la dirección de arte y el vestuario en cine más allá de lo estético. Me interesa que el contacto del espectador con alguna de las formas incluidas (tanto de composición, como de color, textura, objeto, etc) implique el establecimiento de un diálogo y que este se sienta apelado. Considero que el momento de comunión que se crea entre las películas y sus espectadores es una oportunidad provechosa para habilitar procesos de construcción de identidades, ya sea por oposición o afinidad; y esto lleva a uno a constituirse a sí mismo, a reconocerse o desconocerse en la obra cinematográfica”, expresó.

Da Cruz se ha desempeñado en su trabajo de director de Arte en largometrajes recientes como “Fantasma vuelve al pueblo”, dirigido por Augusto González Polo (2019), que está en proceso de post-producción; “Le Blu” de Guillermo Rovira (2016); “Los Padres” de Iñaki Echeberría (2016), en post producción; además en las series “Todo lo que me gusta” dirigido por Sergio Acosta (2018), en post producción; “Urú y otros relatos de la tierra roja” de Elián Guerín (2017); “Río Atrevido” de Clarisa Navas (2015), y en los cortometrajes “El último yaguareté” de Sebastián Toba (2018); “Auto Falo” de Caio Dornelas (2018) y “Rosario”, dirigido por Igor Travassos y Juliana Soares. También en “Colonia Delicia” de Cinthia Konopacki (2016); “La canoa de Ulises” de Diego Fio (2015); “Otra Orilla” de Alexis Faur y Lucía Orlando (2015) y como asistente de Arte en “No hay bestias”, de Agustina San Martín (2015).

Como vestuarista en las películas “El silencio del cazador” de Martín Desalvo (2018), actualmente en post producción; “(Un) Gauchito” de Joaquín Pedretti (2017); en la series “Mata Salvaje” de Iñaki Echeberría (2017) en post producción, y en el cortometraje “Del lado de los frágiles”, de Guillermo Rovira (2015). El proyecto donde actualmente está trabajando, el largometraje “La Crecida”, tiene cinco semanas de rodaje.

La propuesta para la dirección de Arte de esta película “es poder hacer uso de la visualidad que ofrecen los espacios propios de los pueblos de frontera (como es el caso de Panambí) y llevarlas al plano del arte haciendo un trabajo de potencialización de esta estética a través del trabajo técnico del cine. Identificar desde cada área las llamadas ‘pastillas estéticas’, que se hallan dentro de lo sencillo, lo cotidiano, lo común o propio de estos espacios y potencializarlos con la iluminación, la ejecución de una paleta de colores, la composición, etc.”, destacó.

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